Doce clavos
Ana duerme sola en una cama de dos plazas. El celular suena y, aturdida, enciende la luz. Se levanta de la cama y, a las 2 AM emprende la tarea de asearse, vestirse y maquillarse para tomar un taxi que la conducirá hacia la otra punta de la ciudad, para adentrarse en algo más que la oscuridad.
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