6.3

El mito

En el 221 A.C. el primer emperador de China, Qin Shihuang, comenzó a edificar una tumba real pese a pretender ser inmortal. El mausoleo se finalizó en 37 años. La leyenda estableció que para asegurar el más absoluto secreto, todos cuantos trabajaron en el proyecto fueron enterrados en vida junto al emperador difunto. No hubo supervivientes. A lo largo de los siguientes 2.000 años, historiadores, buscadores de tumbas, y aventureros sin escrúpulos han estado buscando el tesoro real oculto en el interior. Pero nadie ha logrado localizar siquiera la entrada al mausoleo. Así, el tesoro del primer emperador, en el que se supone que está el célebre y legendario elixir de la juventud, permanece intacto.
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