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No hay futuro sin pasado

Hace años , el chef Lucas Gillespie dejó el Valle de Hudson y a su esposa, Perdita Dylan , que se quedó a llevar adelante una granja orgánica y se divorció mientras él se unió a la cadena hotelera , en Nueva York .Allí se convirtió en el novio de Claire, una rica heredera. Ahora la pareja regresa para volver a abrir un famoso club , el Grantly, con un restaurante de una estrella . El arquitecto Roger Owen es contratado para diseñar los campos de golf , para los cuales deben adquirir una finca colindante.
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