5.5

Al fin solos, pero...

Marta tiene doce años y un temperamento muy vivo e independiente, pero hay una sombra en su vida: la poca atención que le presta Juan, su padre, un viudo joven y guapo que reparte su tiempo entre sus ambiciones de ejecutivo y sus veleidades donjuanescas. Marta adora a Juan, este, en cambio, está demasiado ocupado pergeñando anuncios para la Central Lechera Bonamilk o arreglando citas con modelos espectaculares. La frustración de Marta sube de punto cuando Juan, llevado de su alucinante deseo de hacer carrera, se deja atrapar por la despótica propietaria de la Central Lechera, una viuda demasiado ardiente. A esa altura Marta conoce a Currito, un sordomudo de espíritu anárquico y vida totalmente libre que envidia, y estimulada por su ejemplo, provoca una y otra vez follones impresionantes en su tradicional colegio de monjas, escogiendo como víctima propiciatoria a la Madre Sacramento.
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