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La casa

En la casa que habitaron varias generaciones ya no vive nadie. Al menos en apariencia. Porque si uno agudiza el oído y la mirada, ve. Ve las huellas de aquellos que la habitaron. Ve las marcas de la vida y de la muerte en los espacios abandonados. Es testigo de la persistencia de voces, de cuerpos, de luces y de sombras.
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