6.5

La comedia de los horrores

Cuando sus "clientes" no reclaman su presencia con la asiduidad que ellos necesitan para subsistir, el propietario de una funeraria, un perfecto sinvergüenza, alcohólico y sin escrúpulos, y su único colaborador, un ladrón que tuvo que abandonar su oficio por no saber realizarlo, se ven obligados a forzar las defunciones valiéndose de las técnicas más disparatadas.
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