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Las ratas no duermen de noche

Tras un atraco frustado, un criminal (Paul Naschy) resuta herido de bala en la cabeza. Ante la imposibilidad de acudir a un hospital, sus compinches deciden llevarlo a la casa de un prestigioso doctor que realiza investigaciones sobre el cerebro. El médico es forzado a colaborar así que, para salvarle la vida al herido, la única solución es realizarle un trasplante de cerebro. Los criminales deciden entonces conseguir el cerebro del cabecilla de la banda rival.
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